lunes, abril 07, 2008

Costumbres

La frase "el hombre es un animal de costumbres" ¿existe? Bueno si es así o no, la cosa es que es más cierto que la cagá que tenemos en nuestro mundo. Es que existen cosas que uno dice que no va a tolerar pero al final por cansancio nos ganan.
El ejemplo más claro y que me hizo darme cuenta de esto fue el siguiente:
Interior micro enchulada, muy ruidosa.
Día domingo (2 de la tarde)
Contexto: Alameda cerrada.
Bajando por Bilbao tomo la 501, la micro que me lleva para todos lados y que supuestamente tenía que llegar a Compañía con Amunátegui. Escuchando música a todo chancho para aislar el ruido de las latas y el motor de la micro veo que el micrero hace gestos. Sólo quedabamos 4 personas en la micro.
Íbamos por Tarapacá con San Diego (por ahí). El chofer dobla por San Diego y dice que no va a pasar por Lord Cochrane (donde tiene que doblar para tomar Amunátegui) porque la Alameda está cerrada. Sin derecho a pataleo se bajaron las dos primeras personas. Yo me acerco al señor conductor y le pregunto si se iba a dar una vuelta por otro lado para llegar a Compañía con Amunátegui. ÉL me responde que va a tomar Compañía en un dialecto digno de Tarzán de los monos y muy molesto (no sé porque pero como que no les gusta que se les cuestione). "Ah", le reafirmo yo "entonces después de eso no va a pasar por ahí" (siempre pregunto dos veces de distintas formas, es para asegurarme que no es problema de comprensión mio) Este se da vuelta y con una mirada asesina me dice "claro sino tendría que meterme contra el tránsito".
Tenía razón este esperpento traído de la prehistoria, sé que la calle Compañía va para el otro lado, pero en general los micreros se meten por todos lados para llegar finalmente a su destino. Victorioso él me mira con una risa burlona, yo simplemente me quedo pensando y le digo "No es necesario que sea tan agresivo, sólo le estaba preguntando". Claramente ofuscado de que un pasajero anónimo, de esos que aguantan horas en los paraderos y permiten que les roben hasta los techos para esperar la micro, le recrimine algo. "Yo no soy agresivo", me respondió. Ya me había abierto la puerta para que me bajara, antes de salir con un pie en el aire le dije "sí usted es muy agresivo, pero no se da cuenta".
Esta historia que resulto ser muy larga de explicar se asocia con acostumbrarnos. Ya nos acomodamos a las largas esperas, a que las micros sean ordinarias, metan ruido y contaminen más que la mierda. Ya tenemos asimilado que para subir a la micro hay que empujar para el lado y para adelante. Somos conscientes de que el gobierno miente y cuando Lagos habla de lo mejor para la democracia quiere decir que está cagado de miedo porque le están pillando todas las cochinadas a la Concertación.
Sólo una idiota puede poner a Cortázar que se hace cargo de la cagá del Transantiago (y muchas otras cosas más) a cubrir el puesto de una incompetente que miente sobre su puntaje de la PAA.
Yo no tolero más violencia y agresividad hacia mi persona, ni a los seres que quiero.
Lamentablemente por la forma en que fui criada, con cuatro hermanos más que competían por la atención de mis padres y de ellos mismo, la pesadez y la talla peyorativa es parte de mi ser. Muchas veces me he pillado (suena extraño, lo sé) diciendo cosas que finalmente son súper fuertes. Menos mal que me he dado cuenta y con el tiempo he modificado ese humor tan desagradable que sólo destruye relaciones.
Aún cuando sea desde un blog que leen tres pelagatos me declaro en contra de la mala onda, no más pasadas a llevar, no más tallas agresivas... Ahora cuando me sienta agredida el emisor del mensaje será notificado para detener este comportamiento o por último darnos cuenta de que no está bien acostumbrarnos a los malos tratos.
Ya llevo un día...

4 comentarios:

Matías dijo...

Asi es la cosa, muchas veces un dice cosas sin pensarlas. O si las piensas... a vces suenan distintas cuando las dices. La cosa es que a veces "suenan" medias fuertes... así... sin querer...

Saludos del sur

PD: uno de los tres pelagatos... :)

Alejandra dijo...

Y sí, la gente ya se acostumbró a los malos tratos y por eso andan todos de mal humor... siempre. Es increíble que estos micreros, que fueron "¿capacitados?" para tratar con cordialidad al pasajero... no duraran con esa pose ni un ápice. Y bueno... así es la cosa y me atrevo a hacer un punto de comparación... en Argentina los micreros te saludan y si uno les pregunta si van para tal lado o paran en tal calle... ¡¡te responden de muy buena manera!! Increíble pero cierto... y bueno... así las cosas... suerte con tu nueva encrucijada contra la mala onda... sé que se puede. Cariños!!

Kari dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Kari dijo...

Ahora tengo nuevo blog, jijiji... ;)