Jugar

Cuando chicos nos enseñan a conectarnos con el mundo a través de los juegos, los colores, los animales, los nombres de las cosas, el abcedario.
Uno aprende a relacionarse con el mundo de forma lúdica, hasta que llega un punto en que hay que ponerse serios, ser adultos y eso significa "cortar el hueveo" y tomarse la vida como es una guerra.
A mi me gusta jugar, de hecho me tomo muy enserio los juegos, competir en quién hace reir más al otro, disfrazarme, cambiar de rol cuando quiero, cantar y bailar ridículamente hasta que mis pulmones y mis pies me acompañen.
Así me manejo, muchos han mal interpretado el juego pensando que no soy seria, que no tengo proyectos sueños, que soy una eterna compañera que esta para los buenos ratos, que no hay que discutir porque "¿para qué? la estamos pasando bien"
Yo juego en serio, soy leal, creativa y constante, no hay nada que me estimule más que la complicidad de una mirada, que un comentario inteligente, que una conversa del corazón.
Siempre pensé que éramos pocos, de hecho siempre pensé mi vida de a dos, con alguien que no creo que lea estas palabras, con ese alguien con quien llevo jugando más de una década, con el cual quería jugar a ser adultos, a tener el espacio, el auto, los hijos, jugar al papá y a la mamá.
Esto no sucedió, no sucederá, él y yo sabemos por qué y aunque neguemos la realidad, esta ya nos está golpeando de frente.
No aguanto la derrota, el conformismo, mi alma juguetona no permite los límites, las normas, no quiero otro compañero de juego, solo quiero evitar ser el típico adulto que se limita porque las cosas están bien y estamos cagados porque es lo que nos tocó.
Yo quiero jugar y agradesco a los que quieren jugar conmigo.

Mal amor

Algunos pensarán que mi próximo escrito será acerca de una mala relación con todo el ánimo de una despechada pero... no señores!, tiene que ver con las pasiones que hacen daño.
Un mal amor tiene que ver con algo que queremos mucho pero sabemos que nos hace mal. Así ando yo por la vida, buscando las cosas que me apasionan pero que terminan dañandome.
Porque seamos sinceros, nada es perfecto pero hay cosas que definitivamente están mal. Son esas las decisiones que a veces no entendemos, ¿cómo aguantamos tanta humillación?
La respuesta es porque nos gusta. Esto va desde trabajar en lo que te gusta pero es mal remunerado o cuando tienes un gran equipo de compañeros pero el trabajo es una mierda.
¿Se podrá encontrar un equilibrio? ¿Se puede trabajar en algo que nos gusta, con un buen sueldo y con un gran equipo?

¿Cuánto se espera para avanzar?

Muchas personas dicen que soy impulsiva, pero que tengo una paciencia infinita. Una descripción que hace que mi personalidad sea un poco errática.
Hay varias cosas que te definen, tu espacio físico, comuna, ciudad o país, pero también los humanos que te acompañan día a día. La familia, los amigos, el trabajo y los lugares a los que frecuentas.
Tiendo a pensar que soy de amistades largas, con algunas me he distanciado pero trato de mantenerme actualizada frente a sus realidades.
Hace algunos días me bajo el bajón, sí, así es, colapsé ¿por qué? muchas cosas, todas ligadas a los elementos que definen mi vida pero principalmente porque desperté y no me gustó lo que vi. Me miré al espejo y me vi vieja, cansada, fea.
Repasé mis proyectos y al parecer todos se los llevó el viento. Lo único claro que tenía lo puse en pausa porque claramente las cosas no iban ni venían.
Me ahogué y me sigo ahogando...
Me lancé de la única balsa que me mantenía cuerda y ahora sí que los escalofríos y las angustias se apoderaron completamente de mi.
No sé que irá a pasar, no sé si quieres cambiar, ni siquiera se que quieres...