domingo, febrero 17, 2008

Manías

Siempre creí que yo era una persona tolerante, que sabía escuchar y que estaba dispuesta a entender cualquier tipo de realidad.
Desde hace unos años, debido a mis estudios períodisticos y a la vida misma me he dado cuenta que existen cosas malas, muy malas y que no tienen justificación, otras que para el mundo pueden ser comprensibles pero yo no las transo.
Tener una opinión es definir quien eres y lo que quieres, las cosas pueden cambiar (insisto en que uno no es sino que está siendo) pero es necesario definirse.
Esto permite a que los otros no te pasen a llevar y sepan lo que a ti te molesta.
Un ejemplo un poco ñoño es que no me gusta que se metan en mi plato de comida. Yo ofresco, si nadie quiere, pobre del tenedor que se atreva a invadir mi territorio. Eso lo saben mis amigos y por ende no lo hacen.
A lo que quiero llegar es que con el tiempo me volví llena de manías, que las cosas tenían que hacerse de la forma que yo decía, que lo que yo pensaba y actuaba era lo correcto.
Esto me llevo a prejuzgar a muchas personas y exigir más de lo que debía.
Eso me provocó sufrir más de la cuenta, gastarme por personas que no valen la pena y pedir cosas que no se me pueden entregar.
Hoy por hoy, dejo ser a los que me rodean, si quieren pasarla bien conmigo, excelente, si quieren conversar mejor, pero yo sé que ellos no van a actuar como yo esperé alguna vez que lo hicieran... Lo entretenido es que quizás me sorprendan más allá de mis expectativas.

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